Odio esa mirada tuya, esa que me trata como a una idiota. Esa mirada que
se arrepiente de nuestros momentos. Odio que tus recuerdos sean tan
fugaces. No soporto ver como me evitas y tus ojos me ignoran. En cambio,
me gusta recordar aquellas sonrisas sin ningún motivo. Aquella forma de
entendernos con una sola mirada, y perderme en tus labios una vez mas.
Aquellas tardes de verano sin nada más que hacer que quererte.